Quién fue San Fermín y por qué se celebra el 7 de julio en Pamplona
San Fermín es el patrón de Pamplona, pero ¿conoces su historia?
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El 7 de julio se celebra San Fermín, que muchos creen que es el patrón de Pamplona cuando en realidad no es así. El auténtico patrón de Pamplona es San Saturnino mientras que la Comunidad Foral de Navarra sí que tiene a San Fermín como patrón pero no está solo ya que también lo es Francisco Javier. Entonces, ¿cuál es el motivo para San Fermín sea un santo tan venerado cada 7 de julio en Pamplona y además, el santo a quien se encomiendan todos los corredores de los famosos Sanfermines? Conozcamos ahora la historia de este santo y el porqué de que sea tan importante en Navarra.
Cada año cuando llega el 7 de julio, el día en el que se celebra San Fermín de Amiens, Pamplona se convierte en el epicentro de una de las celebraciones más emblemáticas de España: los Sanfermines y que de alguna manera es también, una fiesta que atrae a personas de todo el mundo, dado que son muchos los turistas que viajan hasta esta ciudad para ver los encierros de cerca e incluso formar parte del grupo de corredores. De este modo Sanfermines no son solo una celebración local, sino un evento de alcance global que atrae a visitantes de todos los rincones del planeta. La mezcla de adrenalina, tradición y cultura convierte a los encierros en un espectáculo que ha capturado la imaginación de personas de diversas culturas y nacionalidades. Pero, más allá de la emoción de los encierros y la fiesta continua, surge una pregunta fundamental: ¿sabes quién fue San Fermín y por qué exactamente se celebra el 7 de julio? Conocer la historia de San Fermín y el origen de su festividad nos permite apreciar aún más la profundidad y el significado de estas celebraciones que han perdurado a lo largo de los siglos, fusionando devoción religiosa y celebración popular en una tradición única y vibrante.
Quién fue San Fermín
Todo el mundo conoce al santo y la celebración más famosa de Pamplona, pero ¿Cuál es la historia de las fiestas de San Fermín? ¿Existió realmente un santo con este nombre? La verdad es que cuanto se conoce es bastante confuso, inverosímil y casi de leyenda.
San Fermín nació a finales del siglo III d. C. y era hijo de un funcionario romano en la provincia romana occidental de Hispania, cerca de Pamplona. Al principio de su vida, Fermín se convirtió al cristianismo gracias a San Saturnino, un cura francés de visita por la localidad. Después de este hecho se mudó al área de la actual Toulouse en el sur de Francia para estudiar su religión recién adoptada. Pronto se unió al sacerdocio y ascendió de rango, eventualmente se convirtió en obispo y liberó al pueblo de supersticiones mientras cristianizaba a miles de paganos. Luego regresó a Pamplona.
Aproximadamente en el año 303 d. C., Fermín viajó al área de Amiens en el sur de Francia para continuar evangelizando la nueva fe cristiana a los súbditos romanos locales. Sin embargo, los paganos de Amiens decidieron matar al «obispo» que difundía el evangelio (es decir, causaba problemas). Fermín fue decapitado en Amiens el 25 de septiembre de 303 d.C.
Algunas leyendas sobre San Fermín cuentan que tras su decapitación su cadáver decapitado fue arrastrado por las calles de Amiens por una jauría de toros y que en este acto se originó tanto la tradición taurina como el encierro. Sin embargo, lo más probable es que se trate de una historia malversada y más probable que fuera el mentor de Fermín en Toulouse, San Saturnino, quien en realidad fue martirizado al ser atado a un toro y arrastrado por la ciudad hasta su muerte. Tras su muerte, las reliquias de San Fermín se repartieron por todo el mundo, pues en Pamplona existen tres de ellas.
La leyenda de San Fermín surge en Amiens en plena Edad Media, hacia el siglo IX, y llega a Pamplona en el siglo XII. Ese fue el momento en que los habitantes de la ciudad comienzan a venerar al santo. Sin embargo, los historiadores no encuentran base histórica sobre la existencia real del personaje, pese a que es venerado tanto en Amiens como en Pamplona.
Aun así, la leyenda insiste en que, tras ser encarcelado, martirizado y decapitado, su cuerpo apareció en el año 615 en el Episcopado de San Salvio y se trasladó a la ciudad cercana en cuya catedral se conservan los restos del santo.
El origen de las fiestas de San Fermín
Para encontrar el origen de las fiestas en honor de San Fermín, hemos de remontarnos bastante atrás en el tiempo, que es cuando comienza a realizarse la procesión dedicada al santo del que repetimos, no es el patrón de Pamplona en contra de la creencia de muchos.
Según algunos historiadores, esta tradición pudo tener origen en 1187, cuando la primera reliquia del santo llega a Pamplona de manos del obispo Pedro de Artajona.
Otros autores consideran que los primeros documentos gráficos, aunque de dudosa autenticidad, datan de la segunda mitad del siglo XV. Allí ya se observan desfiles de caballicos bailando en procesión.
No obstante, el primer documento que se toma por real data de 1527, cuando la festividad todavía se celebraba el 10 de octubre, el mismo mes en el que se celebraban las ferias que de alguna manera despedían el verano.
Sin embargo en octubre y dado que solía hacer mal tiempo, los ciudadanos de Pamplona solicitaron mover las fiestas en 1591. Fue entonces cuando el obispo Bernardo de Rojas y Sandoval decidiera mover la fiesta de San Fermín se moviera a otra feria que se celebraba entre el 19 de junio y al 18 de julio. Y dentro de estas fechas se eligió el 7 de julio como la fecha para celebrar a San Fermín.
Sin embargo, otras costumbres tardaron más en llegar. Pese a que se cree que los encierros sí que datan de la Edad Media, el txupinazo, por ejemplo, se inició en 1931 de la mano de Juanito Etxepare, quien lanzó el primer cohete para conmemorar el inicio de la fiesta, siendo institucionalizado en 1941. Ahora es lo que marca el arranque de los sanfermines cada 6 de julio, cuando desde el ayuntamiento de la ciudad se enciende el primer petardo bajo los gritos de los pamplonicas que se atan al cuello el famoso pañuelo rojo y cantan a su patrón.
¿Y por qué no es el patrón de Pamplona?
Una vez conocida la historia de San Fermín y viendo el porqué se celebra cada 7 de julio, muchos se preguntarán el porqué no acabó siendo patrón de Pamplona. La respuesta la encontramos en el siglo XVII, cuando la población de Navarra se dividían entre los que apoyaban a San Fermín como patrón de la región y aquellos que preferían a San Francisco Javier, cuya reciente canonización había desencadenado el conflicto. Las opiniones eran completamente opuestas e irreconciliables. El cabildo central y el Ayuntamiento de Pamplona respaldaban a San Fermín como patrón de Navarra, mientras que los jesuitas y la Diputación de Navarra abogaban por San Francisco Javier.
En 1657, se tomó una decisión salomónica para resolver la crisis: San Fermín y San Francisco Javier compartirían el patronazgo de Navarra. Hasta el día de hoy, ambos son copatrones de la comunidad. Pero, ¿quién es el patrón de Pamplona? Ese honor recae en San Saturnino, el primer obispo de Tolosa, que también predicó en Pamplona. Los registros históricos confiables de su veneración en la capital navarra se remontan a finales del siglo XI. Fue en ese período cuando se construyó la Iglesia de San Saturnino (o San Cernin), frente a la cual se encuentra el pozo donde, según la tradición, bautizó a los primeros cristianos pamploneses, incluido San Fermín.
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